Salarios

 

La pandemia se ha cobrado 31.000 millones en salarios de los españoles

Como consecuencia de la pandemia, y también de la desaceleración de la economía y del empleo que ya se venía advirtiendo, España sufrió en 2020 la mayor caída de la masa salarial de la historia. Algo similar sucedió con las rentas de las empresas. Se trata de la factura más elevada en tan corto periodo de tiempo. Según los datos de la Contabilidad Nacional, mientras las remuneraciones salariales totales (sueldos más cotizaciones a la Seguridad Social) bajaron en 31.000 millones de euros respecto al año anterior (-5,4% cuando en 2019 subían a un ritmo del 4,5%), el excedente bruto de explotación y la renta mixta de las empresas y autónomos (beneficios brutos una vez compensado el factor trabajo y antes de impuestos, proveedores, suministros e inversión) se contrajeron en 66.000 millones (-12,5%) cuando hace un año crecían a un ritmo del 1,2%.

En su conjunto, según la cuenta de explotación nacional, las rentas salariales totales (masa salarial) se situaron en 540.138 millones (48% del PIB) frente a los 571.008 millones del año anterior. No se incluye a los trabajadores inmersos en los ERTES (unos 600.000) ya que no se les considera retribuidos con salarios (también tienen cotizaciones exentas o bonificadas), sino mediante una prestación del SEPE. Por su parte, las rentas empresariales brutas alcanzaron los 480.363 millones (43% del PIB) frente a los 546.449 del año anterior. Es indudable que este rally descendente se debe al modelo de crecimiento de la economía española, muy expuesto a cualquier vaivén interior o exterior, ya que al menos tres cuartas partes del PIB se basa en los servicios desde el lado de la oferta y una cifra similar sucede con el consumo desde el lado de la demanda.

En términos absolutos, las tres primeras olas del coronavirus han reducido por primera vez desde 2013 la masa salarial del conjunto de la economía española. Las remuneraciones totales de 540.138 millones son inferiores en términos corrientes a los 544.126 millones que se registraron, por ejemplo, en 2008. La diferencia es aún mayor si se tiene en cuenta los efectos de la inflación. Es decir, si la comparación se hace en términos reales, sale que el agujero es de unos 70.000 millones más de pérdida. En 2013, un año después de la aplicación de la reforma laboral que facilitó la devaluación salarial y que aumentó la flexibilidad, la masa salarial alcanzó la cifra más baja, llegó a 467.521 millones.



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